El amor galante es un concepto literario de la Europa medieval que se expresaba de manera noble, sincera y caballeresca, originado en la poesía lírica en lengua occitana. Los trovadores, poetas provenzales de condición noble, eran las figuras destacadas de este tema. La relación entre el caballero y la dama se comparaba a la relación de vasallaje. Este amor solía ser secreto y entre miembros de la nobleza, ya que los matrimonios eran arreglados por conveniencia, no bendecidos por el sacramento del matrimonio, y en la mayoría de los casos era adúltero o prohibido.
Si nos preguntamos cuál es el origen de los rituales amorosos que hoy forman parte de nuestra vida, tales como el noviazgo, la galantería, regalar flores, escribir poemas al ser amado y las cartas de amor por mencionar algunos, pensaríamos que éstos han existido en toda la historia de la humanidad.
Pero tal vez nos sorprenderá saber que no es así. Por ejemplo, nuestro escritor Premio Nobel Octavio Paz, solía decir que el amor galante apareció apenas en el siglo XII, en Francia.
Imagen: El amor galante. Grabado de la Edad Media.
Y es que según algunos estudiosos de la historia y la literatura europeas, el amor cortés o amor galante, es decir, esa forma de amor en que el caballero honra a la dama con galanterías, poemas y presentes, es una creación de los trovadores, poetas provenzales de condición noble, de la edad media, que relataban historias amorosas de caballeros y damas de alta alcurnia. Se trataba, en algunos casos, de historias de amor que eran coronadas por el matrimonio y en otros casos de amores imposibles
Imagen: Trovadores de la edad media.
Este poema anónimo de la época medieval, nos da una clara muestra de las creaciones literarias que honraban el amor galante, en aquellos duros años en que los señores feudales nacían, vivían y morían, para combatir en guerras y torneos.
El caballero galante y decidido, se encontró ante una doncella hermosa, con cabellos dorados y ojos de fuego, el corazón del caballero se llenó de riego.
Bajo la luz de la luna plateada, se encontraron en secreto en cada alborada, sus suspiros se entremezclaban con el viento, en un amor puro y auténtico, sin tormento.
Los años pasaron y el amor nunca murió, a pesar de los desafíos y el duro envío, el caballero y la doncella, eternamente unidos, demostraron que el amor verdadero no tiene olvido.
(Fragmento)
Imagen: El alcance del amor. Óleo de Antoine Watteau.
Íñigo López de Mendoza; Marqués de Santillana (1398-1458), militar y funcionario de la corona española, escribió este singular poema amoroso, que a pesar de los siglos transcurridos, sigue siendo recordado por los amantes de la literatura española.
Moza tan fermosa
non ví en la frontera,
como una vaquera
de la Finojosa.
Faciendo la vía
del Calatraveño
a Santa María,
vencido del sueño.
En un verde prado
de rosas e flores,
guardando ganado
con otros pastores,
la ví tan graciosa
que apenas creyera
que fuese vaquera
de la Finojosa.
(Fragmento)
Imagen: Escena de la Vaquera de la Finojosa, en Hijojosa del Duque, Córdoba, España.
Veamos este fragmento de un poema de amor, en que este poeta renacentista expresa el clásico conflicto entre la voluntad y el amor.
Querría no dessearos
y dessear no quereros,
mas, si me aparto de veros,
tanto me pena dexaros
que me olvido de olvidaros.
Si os demando galardón
en pago de mis servicios,
daysme vos por beneficios
pena, dolor y pasión,
por más desconsolación.
Y no puedo desamaros
aunque me aparto de veros,
que si pienso en no quereros
tanto me pena dexaros
que me olvido de olvidaros.
Imagen: Juan de la Encina (España, 1468-1529)
Gutierrre de Cetina (1520-1554). Poeta español del Siglo de Oro, quien por cierto murió por la espada de un amante celoso cuando se encontraba cortejando a su amada al pie de su balcón, en la ciudad de Puebla de los Ángeles, escribió este poema, del cual presentamos un fragmento, que a lo largo de centurias ha conmovido a lectores de muchos países del mundo.
Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.
Imagen: Duelo. Pintura de Francisco Domingo. Castilla, España.
Este poema medieval, fue escrito por la pluma de la reina Elizabeth I, también conocida como la Reina Virgen de Inglaterra. Los versos que presentamos, fueron probablemente inspirados por un noble, Robert Dudley, primer conde de Leicester, cuyo amor era considerado imposible para la Reina.
Insúflame una pasión más tierna
Pues blanda soy, nieve derretida,
O sé cruel, amor, y así sé amable:
Deja que flote o permite que me hunda.
Hazme vivir con un dulce deleite,
O déjame morir para que olvide que he amado.
(Fragmento)
Imagen: Elizabeth I, Reina de Inglaterra (1533-1603)
Ahora leamos este fragmento de un poema escrito por la célebre poetisa novohispana, Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695), y dedicado a la esposa del virrey, María Luisa Gonzaga Manrique de Lara, condesa de Paredes. Poema que expresa el amor que surge entre dos mujeres que comparten su pasión por el arte y el libre pensar, en un tiempo en que la mujer se encontraba relegada a los deberes del hogar y de la religión.
Pues desde el dichoso día, que vuestra belleza vi, tal del todo me rendí, que no me quedó acción mía.
Bien se que es atrevimiento, pero el amor es testigo, que no se lo que me digo, por saber lo que me siento.
Y en fin, perdonad por Dios, Señora, que os hable así, que si yo estuviera en mí, no estuvierais en mí vos.
Sólo quiero suplicaros, que de mí recibáis hoy, no sólo el alma que os doy, más lo que quisiera daros.
Imagen: Sor Juana Inés de la Cruz. Pintura. Jorge Sánchez.
Hay amores que son difíciles de olvidar, pues nos acompañan allá dónde vamos. En la obra lírica del guatemalteco José Batres Montúfar (1809-1844), encontramos este poema romántico, una de sus composiciones más conocidas.
Yo pienso en ti, tú vives en mi mente
sola, fija, sin tregua, a toda hora,
aunque tal vez el rostro indiferente
no deje reflejar sobre mi frente
la llama que en silencio me devora.
Sin lucha, sin afán y sin lamento,
sin agitarme en ciego frenesí,
sin proferir un solo, un leve acento,
las largas horas de la noche cuento
y pienso en ti. (Fragmento)
Imagen: José Batres de Montúfar (I1809-1844()
Poeta y congresista veracruzano, era conocido por su carácter arrebatado y violento, que lo llevó a batirse en duelo en diversas ocasiones. Pero sus poemas rebelan un carácter delicado y tierno, en cuanto a las mujeres se refiere.
¡Yo quisiera salvar esa distancia,
ese abismo fatal que nos divide,
y embriagarme de amor con la fragancia
mística y pura que tu ser despide!
¡Yo quisiera ser uno de los lazos
con que decoras tus radiantes sienes!
¡Yo quisiera, en el cielo de tus brazos,
beber la gloria que en tus labios tienes!
¡Yo quisiera ser agua y que en mis olas,
que en mis olas vinieras a bañarte,
para poder, como lo sueño a solas,
a un mismo tiempo por doquier besarte!
(Fragmento)
Imagen: Salvador Díaz Mirón (1853.1928)
Te recomendamos leer el libro:
Poesía amorosa. Sor Juana Inés de la Cruz.
Editorial Macmillan Castillo, 2014.
En esta muestra de su obra retrata el anhelo, la felicidad y el sufrimiento comunes a quienes conocen los sentimientos amorosos.
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