Cortés es uno de los pocos personajes históricos con tanta importancia, que no es objeto de ceremonias ni homenajes, ni cuenta con un monumento que honre su memoria. Pero... ¿cómo se explica esta situación?


Hernán Cortés es un personaje extraordinariamente importante en la historia de México. Fue el dirigente que ideó y llevó a cabo la conquista del Imperio mexica o azteca y que dio inicio al dominio español en América. En virtud de esta conquista se creó la Nueva España, que trescientos años después se convertiría en el país en el que habitamos actualmente: México.
No obstante la trascendencia que tuvo en la historia de México, Cortés es uno de los pocos personajes históricos que no es objeto de ceremonias u homenajes, y no cuenta con un monumento que honre su memoria.
Imagen: Hernán Cortés. Óleo sobre tela. Anónimo. Siglo XVI. Localizado en el Patronato del Hospital de Jesús.
¿Cómo se explica esta situación? Veamos.

Hernán Cortés nació en Medellín, en la provincia de Extremadura, en España, en el año de 1485. En 1504 se embarcó rumbo a América, llegando a Santo Domingo, en la Isla de La Española (actual República Dominicana), participando posteriormente en la conquista de Cuba.
A fines de 1518, Cortés partió de Cuba al frente de una expedición compuesta por 11 navíos y cerca de 900 hombres, destinada por el gobernador Diego Velázquez para continuar las exploraciones en América continental.
Imagen: Hernán Cortés en campaña.

La expedición de Cortés tocó tierra en la Península de Yucatán y de ahí emprendió el viaje hacia el norte, bordeando las costas del Golfo de México. En Veracruz, hizo una alianza con el dirigente del pueblo totonaca de Cempoala y emprendió el camino rumbo al centro de México, en busca de la ciudad capital del Imperio mexica: Tenochtitlán.
Imagen: Cortés en su encuentro con el cacique de Cempoala.

El 13 de agosto de 1521, Cortés consumó la conquista de la gran Tenochtitlán, lo que dio origen a la fundación del Virreinato de la Nueva España. En 1541 el conquistador regresó a España, en donde murió seis años después en Castilleja de la Cuesta, en la provincia de Sevilla.
Imagen: El asedio a Tenochtitlán.

En el tiempo en que duró el régimen virreinal, la hazaña de conquista de Cortes fue siempre recordada. Cada 13 de agosto se celebraba el Paseo del Pendón, conmemoración en la que el virrey, y diversos funcionarios de su gobierno, hacían una procesión exhibiendo el estandarte que portó Hernán Cortés en su empresa de conquista.
Imagen: Paseo del Pendón.

Todo cambió a partir de 1821, cuando se consumó la Independencia de México. A partir de este año cesaron las celebraciones de la conquista de México. Y no se erigieron monumentos conmemorativos de las hazañas bélicas de Cortés y sus soldados.
Imagen: Plaza Mayor de la Ciudad de México.

Por otra parte, la historia de los restos mortales del conquistador es algo digno de contarse. Cortés murió en España en 1547 y su cuerpo fue enterrado en una cripta en el Monasterio de San Isidoro, en la provincia de Sevilla. Pero en virtud de las gestiones realizadas por su hijo Martín Cortés en 1566, la osamenta fue traída a la Nueva España y enterrada en el Convento de San Francisco, en Texcoco, en donde permaneció, hasta que en 1794 fue traída al Templo de Jesús Nazareno, anexo al Hospital de Jesús, en la Ciudad de México, el que por cierto fue fundado por el propio Hernán Cortés, en la Ciudad de México.
Imagen: Convento de San Francisco en Texcoco.

En 1825, tan sólo 4 años después de que se consumara la Independencia de México, y debido al temor de que su entierro fuera profanado, los restos del conquistador fueron secretamente inhumados bajo el altar mayor del mismo templo, por iniciativa del escritor y político Lucas Alamán, en tanto que once años después fueron colocados en un nicho ubicado en uno de los muros laterales del mismo templo.
Imagen: Lucas Alamán.

Después de 110 años de permanecer en secrecía, fue descubierto un documento firmado por Lucas Alamán, que revelaba el lugar en que se encontraba la osamenta de Cortés. La tumba fue abierta y los huesos del conquistador fueron examinados por expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Tras identificarlos y aplicarles medidas de conservación, volvieron a ser depositados en el mismo nicho en que se encontraron en el Templo de Jesús Nazareno, en donde se localizan hasta la actualidad.
Imagen: Exhumación de los restos de Hernán Cortés en el Templo de Jesús Nazareno.

Transcurridos cinco siglos de la conquista, quien fuera reconocido por su hazaña de derrotar al gran Imperio de Moctezuma con un diminuto ejército, hoy permanece en el olvido. No hay monumento, plaza o avenida que lleve su nombre, o bien alguna canción o poema con que se le recuerde. Si acaso algunas imágenes plasmadas en los murales de José Clemente Orozco y Diego Rivera. Por cierto, este último pintor se regocijó representándolo como un ser ambicioso y deforme.
Imagen: Fragmento del mural: La llegada de Hernán Cortés a Veracruz.
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Hernán Cortés, La espada. Christian Duverger.
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Hernán. Producida por TV Azteca y Canal 22. Disponible para ver en Prime Video.
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