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Sara Pérez Romero, prócer de la Revolución

Sara Pérez de Romero, también conocida como Sarita o Sara P. de Madero, fue una política y activista mexicana, cónyuge del presidente de México Francisco I. Madero.



Sara Pérez Romero, fue desde el año de 1903, la esposa de Francisco I. Madero, que en aquel tiempo era un exitoso hacendado de San Pedro de las Colonias, en Coahuila. Años después Madero encabezó la Revolución Mexicana, fue electo presidente al triunfar este primer movimiento, y algunos meses más tarde, en febrero de 1913, fue asesinado, convirtiéndose en héroe y mártir de la revolución.

Contra lo que se pudiera pensar, Sara no fue sólo la fiel esposa y compañera de Madero, fue también una activista de la revolución que se ganó por si misma un lugar en la historia.

Imagen: Sara Pérez Romero.



Sara Pérez Romero nació en el poblado de San Juan del Río, en Querétaro, formando parte de una acomodada y distinguida familia de la región. Perdió a su madre cuando era muy pequeña, y ya de joven fue enviada a estudiar al prestigioso colegio Notre Dame, en San Francisco, California, E.U.

Ahí conoció al joven coahuilense Francisco I. Madero, de quien se enamoró, siendo plenamente correspondida por éste.

Imagen: Sara en su temprana juventud.



Tras hacerse novios, casaron el 19 de junio de 1903 y fueron a residir a una de las haciendas de la familia de Madero, en San Pedro de las Colonias, Coahuila.

Conociendo la vocación política de su esposo, Sara se dispuso a apoyarlo e integrarse a sus actividades. El mejor ejemplo lo tenemos cuando Madero fue puesto en la cárcel por sus actividades políticas en 1909. En aquella ocasión, su joven esposa logró ingresar junto con él a la prisión, a  donde le acompañó hasta que se logró liberarlo mediante una fianza.

Imagen: Foto de estudio del matrimonio entre Sara y Francisco.



Sara apoyó en todo momento a Madero, primero en su intento de ser electo presidente y después en la preparación de la revolución que estalló en noviembre de 1910. Y ya cuando su esposo era presidente, Sara dedicó sus esfuerzos a crear y dirigir clubes, que realizaban actividades diversas y colectas para ayudar a los pobres, especialmente a las víctimas de la violencia que había sufrido el país.

Imagen: Sara Pérez distribuyendo ropa entre los niños de familias pobres afectados por la guerra.


Esta fotografía constituye un excelente testimonio de cómo Sara Pérez se mantenía en permanente contacto y colaboración con mujeres revolucionarias de distintas poblaciones. Aquí aparece, al centro de la imagen, cargando a uno de los hijos del dirigente revolucionario poblano Aquiles Serdán y junto a la heroína Carmen Serdán Alatriste, meses después de que se diera el histórico asalto a la casa de los hermanos Serdán.

Imagen: Sara Pérez rodeada de las activistas revolucionarias de Puebla en 1911.



Y en esta otra fotografía la vemos entregando uniformes a los soldados revolucionarios en 1911, cuando su esposo era ya presidente de México, lo que nos da una idea del grado de actividad que desempeñaba para colaborar con la revolución y con su esposo, en calidad de presidente de México.

Imagen: Sara Pérez entrega uniformes a los soldados revolucionarios.




En febrero de 1913, una rebelión dirigida por antiguos porfiristas y respaldada por el embajador norteamericano Henry Lane Wilson, derrocó a Madero, quien cayó preso del general Victoriano Huerta.

Ante el peligro de que su esposo fuera asesinado, Sara se entrevistó con el embajador Wilson, a quien le pidió que permitiera el exilio de su esposo a otro país para salvarle la vida.

Imagen: Henry Lane Wilson, embajador de Estados Unidos en México.



Sin embargo, la gestión de Sara frente al embajador Wilson no tuvo éxito y el 22 de febrero de aquel año Madero fue asesinado. Para salvar su vida, Sara se exilió en Cuba y luego en los Estados Unidos, para finalmente volver a México al final de la revolución, en 1921

Imagen: Caricatura sobre el asesinato de Madero y Pino Suárez.



Pues bien, al concluir la revolución, Sara se quedó a vivir en la Ciudad de México, subsistiendo a o partir de una pensión que le destinó el gobierno mexicano, en su calidad de heroína de nuestro país. Habitó hasta su muerte en la calle de Zacatecas en la Colonia Roma, en donde murió el 31 de julio de 1952.

Imagen: Vista de una avenida en la Colonia Roma a principios del siglo XX.



Por fortuna, la memoria de tan notable heroína ha sido preservada en México, en virtud de la reciente iniciativa de realizar esculturas de las heroínas mexicanas e instalarlas en al Paseo de la Reforma, en la sección que han tenido a bien llamar Paseo de las Heroínas.

Imagen: Escultura que representa a Sara Pérez Romero en el Paseo de las Heroínas (Paseo de la Reforma).



Te recomendamos la lectura del libro:


Sara, de la escritora Enriqueta Beyer.

Narración sobre los días críticos de la Decena Trágica, en los que Sara Pérez estuvo en contacto con personajes de la política mexicana intentando salvar la vida al presidente de México.

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