Teotihuacán es uno de los sitios arqueológicos más admirados en el mundo y el orgullo de los ciudadanos de nuestra gran nación. Hace tres décadas fue declarada Patrimonio Mundial por la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Esta zona arqueológica ha venido siendo explorada por especialistas en arqueología por más de 120 años, además de haber sido objeto de una colosal reconstrucción, en especial en la primera mitad de los años sesenta. Pero te sorprenderá saber, que a pesar de la larga tradición de exploraciones en las que han participado decenas de afamados arqueólogos, todavía no es posible establecer quiénes eran los teotihuacanos: la etnia a la que pertenecían, el lenguaje que hablaban, o siquiera cómo se llamaban.
Imagen: Vista aérea de Teotihuacan
¿Pero de donde proviene entonces el nombre de Teotihuacán y la denominación de las pirámides del Sol y de la Luna, además de la Calzada de los Muertos
Los primeros arqueólogos
Después de fundada la ciudad de Tenochtitlán, en un islote del Lago de Texcoco en 1325, los aztecas se aventuraron a explorar la antigua ciudad de Teotihuacán, que había sido la sede de una gran cultura en la época clásica. Encontraron la ciudad en ruinas, después de más de seis siglos de haber sido abandonada.
Imagen: Calzada de los muertos
Fue tal el impacto que les causó conocer la gran calzada de dos y medio kilómetros de largo y las monumentales pirámides y palacios, que no pudieron creer que esta gran urbe hubiera sido edificada por seres humanos. Pensaron, en cambio, que había sido erigida por los dioses. De aquí surgió un mito: la Leyenda del Quinto Sol.
Imagen: La piedra del sol
No obstante, el desconocimiento que tenemos sobre Teotihuacán, la exploración arqueológica ha hecho posible que conozcamos que esta gran urbe surgió cerca del año 100 a.C. y fue abandonada hacia el 700 d.C. , además de que es probable que haya tenido cerca de 150 mil habitantes.
También sabemos que Teotihuacán constituye una especie de cultura madre, de donde surge la arquitectura monumental que va a ser imitada por los pueblos de la región mesoamericana, incluyendo a los mayas y aztecas. Y que fueron creadores asimismo de una compleja religión y de un cúmulo de conocimientos científicos –astronómicos y matemáticos particularmente- conocimientos que aplicaron en la planeación de su gran ciudad.
Imagen: Pirámide de la Luna
Hallazgos recientes
Entre los hallazgos más recientes en Teotihuacán tenemos el de un túnel de más de 103 m. de largo, descubierto en el año 2003, que conduce desde el frente de la pirámide hasta el centro mismo del monumento.
En su interior se encontraron un sinfín de objetos rituales como caracolas provenientes del mar Caribe, objetos y ornamentos de jade originarios de Guatemala, esculturas del dios Tláloc, pelotas de hule, que seguramente eran empleadas para el Juego de Pelota, y fragmentos de huesos y colmillos de grandes felinos provenientes del área maya, entre otros.
Imagen: Interior del túnel descubierto en 2003.
De acuerdo con la interpretación de los arqueólogos que lo exploraron, este túnel constituía para los teotihuacanos un acceso al inframundo, lugar a dónde iban los muertos. Curiosamente, se encontraron con muros que fueron espolvoreados de pirita, con lo que imitaban las estrellas y el firmamento.
Vitalidad de la investigación arqueológica
A más de 120 años de haberse iniciado las exploraciones en Teotihuacán, sorprende conocer la vitalidad de la investigación que llevan a cabo cientos de arqueólogos de los más diversos países del mundo, quienes periódicamente se reúnen en un Congreso, en el que dan a conocer sus más recientes descubrimientos.
En este congreso debaten para intentar esclarecer los enigmas que persisten en relación con esta antigua civilización, cuyos vestigios materiales continúan sorprendiendo y fascinando a los habitantes del mundo entero.
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