En el año de 1518, después de semanas de explorar las costas del Golfo de México, la expedición de Juan de Grijalva desembarcó en una pequeña isla coralífera, a la que los españoles llamaron San Juan de Ulúa. Un año más tarde, la expedición de don Hernando Cortés llegó a dicha isla, a donde atracaron sus embarcaciones para emprender la exploración de las costas que llevaban el nombre de Calchicueyapan, en donde hoy se encuentra la ciudad de Veracruz. De ahí partiría el Comandante de las tropas españolas para iniciar su empresa de conquista que culminaría con la derrota del Imperio azteca.
Al consumarse la conquista, la isla de San Juan de Ulúa se convirtió en el principal puerto de navegación entre España y América, en donde atracaban todas las embarcaciones y desembarcaban sus preciosas mercancías, que serían conducidas en pequeñas barcazas a la ciudad de Veracruz.
Imagen: San Juan de Ulua 1592
Convencido de la importancia estratégica y comercial de este puerto, el primer Virrey de la Nueva España, don Antonio de Mendoza, ordenó la edificación de las primeras instalaciones portuarias, consistentes en un muro y un torreón.
La peor pesadilla
En el año de 1683, la ciudad de Veracruz sufrió lo que podría calificarse como el peor ataque destructivo de su historia. En la obscura noche del lunes 17 de mayo de 1683, dos naves al mando del pirata holandés Laurenz de Graaff, conocido en su época como Lorencillo, se aproximaron a las costas de Veracruz. Poco después, desembarcaron 180 hombres que saltaron las estacadas y sin ser vistos llegaron a la plaza de la ciudad. Posteriormente, regresaron a la costa para reagruparse con el resto de los piratas que conformaban una flota de 11 barcos y 1,500 hombres.
Imagen: Laurenz de Graaff
En la madrugada iniciaron el ataque. La estrategia utilizada les permitió en 15 minutos cerrar la ciudad y convertir en rehenes a todos sus habitantes. Veracruz fue totalmente saqueada. Unas 6 mil personas, entre hombres, mujeres y niños, fueron encerrados en la iglesia donde permanecieron confinados desde el martes 18 hasta el sábado 22, siendo sometidos a la más inhumana crueldad.
Finalmente, el día 1º de junio se hicieron a la vela los piratas con un cuantioso botín y con sólo la pérdida de treinta y cinco hombres, dejando a su paso devastación, sadismo, violación, pillaje y más de cuatrocientos muertos.
Esta barbarie fue posible porque la ciudad y la isla de San Juan de Ulúa no contaban con las mínimas condiciones defensivas. El golpe evidenció la necesidad de edificar obras defensivas en la isla que garantizaran la seguridad en el puerto más importante de la Nueva España.
Construcción de la fortaleza
Algunos años más tarde se iniciaría la construcción de la que llegaría a ser una de las más sólidas fortalezas de las posesiones españolas en América, junto con otras importantes edificaciones como la Fortaleza de San Carlos, en la población de Perote, en Veracruz; la de San Diego, en Acapulco y el Castillo del Morro en La Habana, por mencionar algunos.
El diseño arquitectónico de la fortaleza de San Juan de Ulúa, responde a las necesidades de defensa frente a una posible agresión de artillería desde el mar. Su estructura está formada por cuatro baluartes o torres fortificadas con cinco lados, desde las cuales podía emplazarse la artillería para lograr el ángulo de tiro necesario para la defensa de la fortaleza. Estos baluartes estaban unidos entre sí por cortinas o murallas.
Imagen: Bóvedas junto a la Plaza de Armas de la fortaleza.
Complementa este conjunto un revellín (estructura arquitectónica de forma triangular, que se construía delante de las murallas como protección contra ataques enemigos) y dos lunetas (baluartes pequeños aislados del conjunto) separados entre sí por un canal y con un sistema de puentes levadizos para garantizar la seguridad en caso de ataques enemigos.
Imagen: Luneta de Nuestra Señora del Pilar, en la fortaleza de San Juan de Ulua
La fortaleza fue inaugurada en 1692, es decir, nueve años después del trágico asalto pirata a Veracruz. Paradójicamente, los piratas no volvieron a atacar a San Juan de Ulúa o a la ciudad de Veracruz, en tanto que la flota inglesa se abstuvo de pretender invadir la Nueva España.
No obstante, al independizarse México de España, el Fuerte de San Juan de Ulúa fue un importante baluarte de defensa en contra de las intervenciones extranjeras de España, Francia y los Estados Unidos.
Hoy en día la fortaleza constituye un destacado museo, en el que los ciudadanos de nuestro país, y del mundo entero, podemos adentrarnos en algunos de los más dramáticos y decisivos pasajes de la historia de este gran país que es México.
Imagen: Vista Aérea de la fortaleza de San Juan de Ulúa.
San Juan de Ulúa se convirtió en museo en 1984 y desde entonces se puede visitar y conocer sus salas y museo, se han grabado muchas películas, se han escrito historias y libros, es perfecto para visitar en cualquier momento del año y al salir de ahí puedes regresar al Puerto de Veracruz a tomarte un delicioso lechero en el Café de la Parroquia, disfrutar de su gastronomía, comer una nieve o caminar por el malecón.
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